lunes, 22 de octubre de 2007

Lago Atitlan, un paraiso entre volcanes. 21/10/07

Panahachel,

Puestos de mil de colores en la calle Santander. Bolsos, diademas, trajes, colchas, mascaras y cientos de artículos mas dispuestos en las distintas callejuelas que asoman a la calle principal de Panahachel.
Los tuctucs que transitan en la calle por dos quetzales como si fueran dueños y señores de la calzada.
Y al terminar la calle... los colores alegres de las telas indígenas dan paso al gris azulado del lago y a las cumbres de los tres volcanes que lo rodean. La respiración entrecortada por tanta belleza.

Comer en una terraza con esa maravillosa vista. apoyarse en la barandilla y perderse en el horizonte. Recordar a toda esa gente que quisieras que estuviera a tu lado compartiendo ese idílico momento y a la vez disfrutando de esa confortante soledad y aprender a compartirlo con gente nueva, tal vez casi desconocida pero que de seguro llegaran a ser buenos amig@s.

De ahí en lancha hasta San Pablo, cruzando el lago de noche. El agua salpicandonos, tod@s acurrucad@s intentando taparnos lo mas posible. Por si fuera poco no habíamos ido muy bien preparadas para el clima ligeramente fresco de la zona. Ya que en Estanzuela pasamos día y noche entre sudores y duchas frías(que nadie piense mal, jejeje). Compartir momentos lindos, conversaciones con esta gente especial que me acompano en el trayecto. Luego la humedad en el cuerpo.

Dejar las cosas en San Pablo e ir a cenar a San Pedro(el lago Atitlan esta rodeado por pueblos con los nombres de los 12 apóstoles), sentad@s en arapas y cojines degustamos sandwiches de pan de pita, de atún, de milanesa con humus... La compañía no podía ser mejor. Eramos aproximadamente 18 personas con ganas de pasarlo bien.

La juerga no me gusto tanto, aunque he de destacar un bar con una plataforma en lo alto que asomaba a un acantilado con el lago abajo y una vista impresionante.
Después fuimos a recoger las cosas y llevarlas a un chalet al pie del lago donde pasaríamos la noche. Un lugar privilegiado, tal y como descubrimos al amanecer. Miren las fotos en el enlace y disfruten.

Allí bailamos, cantamos, nos reímos y también, en algún momento, lloramos por aquellas cosas que uno prefiere olvidar. El caso es que me sentí apoyada en ese pequeño momento de debilidad y he de dar las gracias a la persona que estuvo a mi lado. Gracias mil MichiNa, te quiero mucho.

Al fin rendidos en las camas, amontonados de a tres(los españoles) de a seis(los guatemaltecos) véase la diferencia de tamaño, jejeje. Carmen, te quiero no te enojes, jejeje.

Al amanecer la sorpresa del jardín, el embarcadero, el lago y al fondo el volcán, majestuoso, presidiendo el horizonte. Hicimos fotos, muchas fotos. El agua estaba tibia, perfecta para bañarse, pero había prisa. Corriendo nos dirigimos a San Marcos a desayunar(todo delicioso) y al embarcadero de vuelta.

El viaje de regreso lo nublo la despedida pero siempre nos quedo la esperanza de vernos de nuevo lo mas pronto posible. Mil besos a l@s que compartieron conmigo esos momentos. y a los que pasaron por mi cabeza estando tan lejos. Les quiero.

2 comentarios:

Ariadna dijo...

patri!!qué guay lo que cuentas!que envidia me das!me gustaría estar contigo y compartir todo lo que cuentas juntas!!!!como te añoro!mi borriquita animate y tomate las medicinas!no estés triste!muchos besos patri!pienso en ti cada dia!muaaaaaaaas
p.d:jo, yo quiero ir a ese lagoooo!
comprame cosaaaaas!!jejeje
muaaaaas

La Lola dijo...

Woooooowwwwwwww!!! Me muero por ir a ese lago!! Veo que el finde no ha estado nada mal y por lo que leo ya tienes fichaje estrella en Guatemala...(por cierto, está mejor que bien...ejem...). Sigue disfrutando. Te quiero, torpedita!!!!