lunes, 24 de noviembre de 2008

Me encanta la mar brava, viva.

Me sentia como una niña a la orilla del mar, mirando con ilusion las olas y aquel diciendome que no me mojase.
Repitiendome porque no, y como debia hacerse, despacito y siempre despues de esperar las dos horas de la digestion.
Y ahora se, que a veces hay que arriesgarse y que antes de que me salpique la tristeza, es preferible saltar de cabeza con doble tirabuzon a la marea que me espera abajo y quien sabe donde me llevara, pero no me dejara ahi, insensible, impasible ante la vida en lo alto del trampolin, en ese precipicio que es la vida.
Que bueno verlo caer y decidir que valia la pena seguirlo, salvarle, salvarme, salvarnos. Que imprevisible es el ser humano y que maravillosa esa chispa!!!

2 comentarios:

Pilar Román dijo...

miedo me das, patri
que ya me se lo que significa para ti tirarse con doble tirabuzon

María dijo...

Sólo te digo, que pienses muy bien lo que haces...

Mucho ánimo Patri!