jueves, 10 de junio de 2010

Politica vs igualdad

Superioridad


DAVID TRUEBA
EL PAÍS - Pantallas - 10-06-2010

El bufón dice entre bromas grandes verdades. El bufón es el que mira cómo los supuestos hombres serios y poderosos invaden su territorio practicando el absurdo, la necedad, el ridículo. El bufón advierte entre el cascabeleo que él tiene derecho a desbarrar; la obligación de los otros sería comportarse rectamente.

En El intermedio, el Gran Wyoming no tiene demasiado reparo en ejercer de bufón. Incluso hace dos noches permaneció lánguido y pensativo tras hacer un chiste. "¿Me estará sucediendo algo extraño? He hecho un chiste contra los socialistas". Tamaña autoconciencia, tamaña autocoña, recibe el intrusismo diario de los supuestos cargos de responsabilidad.

En ese mismo programa, resonaron las declaraciones de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, que al sospechar que el Gobierno amenazaba con suprimir su cargo, saltó sobre la yugular de la ministra de Igualdad. "Esa sí que no sirve para nada, que la manden a estudiar el mapa del clítoris de Andalucía".

Suerte que matizó que en ningún momento quiso faltarle al respeto a la ministra. Menos mal, si llega a querer faltarle al respeto... El problema estriba en que la presidenta de la Diputación de León considera que la Diputación de León es infinitamente más importante que el clítoris. Y ahí puede que esté el error. Mejor que no pregunte a los ciudadanos.

Igual sucede con el Ministerio de Igualdad, todo el mundo se cree más importante que el Ministerio de Igualdad. Cuidado, la política está llena de tipos que se creían superiores fregando el último escalón de la sede. Miren si no a Esperanza Aguirre, que entre bromas se alzó como lideresa moral de su partido.

En un país donde las mujeres sufren más paro y menor salario que los hombres, donde una de ellas es asesinada cada semana por su ex pareja, el complejo de superioridad sobre el Ministerio de Igualdad es para mirárnoslo. La ley del aborto para reformarse ha necesitado del aguante y la fortaleza del descaro juvenil y no tanto el cálculo y la superioridad de quienes no meneaban el asunto para no mancharse. O aún más bochornoso, de aquellos que lo denuncian al Constitucional después de bendecirlo durante ocho años en el poder con una pía mirada para el otro lado del confesionario.

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